la libertad y la vida se merecen si se las conquista todos los días
ni dieu ni maître !
23 dic 2010
21 dic 2010
7 dic 2010
cosas inevitables
.corregir faltas de ortografía por msn
.sonreir cada vez que miro el cielo
.sentarme en el fondo del colectivo al lado de la ventana
.nunca atender el teléfono de mi casa
.encontrarle la parte positiva hasta a lo más terrible
.dejar la mayoría de mi plata en la librería
.sentirme de otra época o de otro planeta
.aceptar todos los volantes que me dan en la calle y hacer barquitos de papel mientras camino con ellos
.guardarlos en la cartera y luego encontrar docenas de barquitos en ella
.dormir abrazada a un peluche
.bancarme cualquier tipo de dolor con tal de no ir al médico
.tratar de imaginarme como sienten o piensan los animales cada vez que me cuelgo mirando uno
.armar la cama apenas me levanto
.usar el número 5 para todo
.poner al menos tres veces snooze cuando suena el despertador
.buscarle significado a los números
.buscarle significado a todo básicamente
.arrancar hojas de los árboles mientras camino
.colgarme mirando hacia arriba y llevarme puesta algo
.emocionarme al mirar el mar o el río
.sentir simpatía por todo colectivo rojo
.desarmar el árbol de navidad en febrero
.despreciar a las universidades privadas
.ser mordida o arañada por todo gato al que me acerco
.levantar la ceja izquierda
.vivir a ritmo lento mientras miro como el resto de la gente se acelera más y más
.observar todo
.observar y recordar las manos de la mayoría de la gente
.quedarme haciendo este tipo de idioteces cuando debo madrugar al otro día
.sonreir cada vez que miro el cielo
.sentarme en el fondo del colectivo al lado de la ventana
.nunca atender el teléfono de mi casa
.encontrarle la parte positiva hasta a lo más terrible
.dejar la mayoría de mi plata en la librería
.sentirme de otra época o de otro planeta
.aceptar todos los volantes que me dan en la calle y hacer barquitos de papel mientras camino con ellos
.guardarlos en la cartera y luego encontrar docenas de barquitos en ella
.dormir abrazada a un peluche
.bancarme cualquier tipo de dolor con tal de no ir al médico
.tratar de imaginarme como sienten o piensan los animales cada vez que me cuelgo mirando uno
.armar la cama apenas me levanto
.usar el número 5 para todo
.poner al menos tres veces snooze cuando suena el despertador
.buscarle significado a los números
.buscarle significado a todo básicamente
.arrancar hojas de los árboles mientras camino
.colgarme mirando hacia arriba y llevarme puesta algo
.emocionarme al mirar el mar o el río
.sentir simpatía por todo colectivo rojo
.desarmar el árbol de navidad en febrero
.despreciar a las universidades privadas
.ser mordida o arañada por todo gato al que me acerco
.levantar la ceja izquierda
.vivir a ritmo lento mientras miro como el resto de la gente se acelera más y más
.observar todo
.observar y recordar las manos de la mayoría de la gente
.quedarme haciendo este tipo de idioteces cuando debo madrugar al otro día
6 dic 2010
Hemos descubierto la dicha; sabemos el sendero que conduce a ella; hemos encontrado la salida a través de millares de laberintos. ¿Quién otro la habría hallado? ¿Acaso el hombre moderno? "No sé entrar ni salir; soy lo que no sabe entrar ni salir", suspira el hombre moderno. Estamos enfermos de ese modernismo, enfermos de esa paz insana, de esa cobarde transacción, de toda esa virtuosa porquería del moderno sí y no. Esa tolerancia y esa grandeza de corazón que lo persona todo, porque lo comprende todo, es para nosotros algo así como un Siroco. Vale más vivir entre hielos, que entre las virtudes modernas y demás vientos del Sur. Hemos sido lo bastante esforzados; pero, durante mucho tiempo, no supimos qué hacer de nuestra bravura. Nos tornábamos sombríos, y nos llamaban fatalistas. Nuestra fatalidad era la plenitud, la tensión, la abundancia de fuerzas. Teníamos sed de relámpagos y de actos; permanecíamos muy lejos de la dicha de los débiles, muy lejos de la resignación. Nuestra atmósfera estaba cargada de tempestad; nuestra naturaleza se oscurecía porque no teníamos camino. He aquí la fórmula de nuestra felicidad: un sí, un no, una línea, una meta.
F. Nietzsche
1 dic 2010
Su interés y curiosidad se centraba sólo en aquellas personas cuyos negocios, oficios, preocupaciones, diversiones y locuras le habían resultado siempre tan ajenos y remotos como el cielo constelado. Por más fácil que le resultara hablar y vivir con todos, e incluso aprender de ellos, sentía que algo lo separaba del resto del mundo. Veía que los seres humanos se entregaban a la vida con un apego infantil o animal que él amaba y despreciaba al mismo tiempo. Los veía esforzarse, padecer y encanecer por lograr cosas que, según él, no merecían aquel precio: dinero, pequeños placeres y escasos honores; los veía reñir e insultarse unos a otros, quejarse de dolores que lo hubieran hecho reír, y sufrir por privaciones que ni siquiera notaría.
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